Otras Biologías. Daniel Canogar
La instalación invita al público a descubrir los secretos escondidos de la obra y le permite dar visibilidad a proyecciones fotográficas que realizan un recorrido por el discurso científico que ha construido nuestra actual visión del cuerpo. La aparición de las diversas capas visuales que se crea en el juego del trayecto descubre textos y tratados científicos sobre biología, códigos genéticos y binarios y, en resumen datos del proceso de investigación que ha ido creando un terreno propicio para reemplazar paulatinamente la naturaleza por organismos híbridos producidos por biotecnologías.
La segunda instalación denominada Intimate Mappings fue creada para la exposición Banquete del Centro Conde Duque en el año 2002 y es la segunda vez que se expone en público. Mientras en la primera parte de la exposición las imágenes son laterales en este espacio íntimo las proyecciones se realizan sobre el suelo de la sala. Cables de fibra óptica suspendidos desde el techo crean un tejido simbiótico entre el que se moverá el visitante. De nuevo aparece la interacción del cuerpo con la obra ya que estas extensiones tecnológicas pueden ser manipuladas por el espectador, el cual puede proyectarlas sobre las paredes o incluso el cuerpo de otros espectadores presentes en la instalación. Canogar crea un recorrido por las profundidades biológicas del ser humano, nos adentra en lo microscópico, con imágenes del sistema reproductivo humano que contienen información determinante del sistema que nos rige y que, en parte, mantienen un registro de lo social.
De los espacios cerrados y acotados pasamos al final del laberinto que desemboca en un espacio abierto y expansivo. La tercera instalación aparece ante nuestros ojos, se trata de la obra Photosynthetic Remembrance en la que el artista nos presenta una naturaleza muerta, un árbol caído, que adquiere vida a través de sus extensiones tecnológicas que proyectan imágenes de una memoria contenida en sus ramas. Imágenes idílicas de hojas vivas y cálidas que entrañan una trampa: su permanencia en el espacio virtual. La posición de este árbol caído, derruido por la inconsciencia de los efectos que tienen nuestros actos sobre la naturaleza, de nuevo alude al compromiso al que Canogar nos induce.
En Photosynthetic Remembrance la escultura con forma de árbol, a través de cuyos troncos y ramas se han pasado cables de fibra óptica, tiene la apariencia de haberse talado, y haber perdido todas sus hojas. Metafóricamente invirtiendo el proceso de fotosíntesis, por el cual un árbol absorbe luz, en este caso el árbol emite luz a través de los cables de fibra óptica. Escondida al final de cada rama hay una terminal óptica que contiene una diapositiva fotográfica con imágenes de hojas verdes digitalmente manipuladas, que son proyectadas sobre una pantalla mecida por el viento que produce distorsiones y yuxtaposiciones dinámicas de las hojas afectadas por el viento.Este árbol tecnológicamente alterado hace referencia al impulso occidental por destrozar entornos naturales y a como la naturaleza necesita ser reinventada. En esta instalación el tronco, las hojas y el viento han quedado separados unos de otro y parece evocar tiempos en que estos elementos estaban integrados. La recreación tecnológica y el espacio visual ejercen un gran poder de seducción en el sujeto contemporáneo, por ello Photosynthetic Remembrance existe en un espacio paradójico entre la tristeza asociada al desastre ecológico y la fascinación producida por su reconstrucción tecnológica.
Daniel Canogar siempre ha buscado alterar los formatos tradicionales fotográficos. A través de proyecciones e instalaciones ha querido romper los límites del marco fotográfico y sumergir al público en imágenes. Estas obras investigan como la identidad del sujeto queda alterada en el espacio del espectáculo.
A finales de los años noventa desarrolló un sistema de multi-proyección utilizando cables de fibra óptica. Sus primeras instalaciones son homenajes a las fantasmagorías de Robertson, un científico belga obsesionado por efectos ópticos, que partir de 1798 comenzó a utilizar linternas mágicas para proyectar imágenes espectrales de cuerpos, un espectáculo proto-cinematográfico que cautivó al público europeo. Daniel Canogar en sus instalaciones sustituye las linternas mágicas por cables de fibra óptica, actualizando la noción del fantasma tecnológico. El espectador adquiere un papel importante ya que en lugar de ser pasivo, el público activa la instalación tapando y destapando imágenes mientras camina por el espacio. El espectador no sólo se convierte en una pantalla, sino que también descubre su propia sombra cuando interrumpe un haz de luz.
La tecnología digital, y cómo ésta ha cambiado la forma de percibir la realidad, es otra de sus investigaciones centrales. El exceso de información visual, el barroquismo del medio electrónico y la dificultad que tiene el ser humano en procesar el exceso de información lanzado por los medios son ideas presentes en la mayoría de las obras de Canogar y especialmente en la exposición Otras Genealogías.
Daniel Canogar (Madrid, 1964) cursó estudios de Ciencias de la Imagen en la Universidad Complutense de Madrid, obteniendo la licenciatura en 1987. En 1990 en Nueva York realizó un Master en Arte, con especialización en fotografía, en la New York University y otro en el International Center for Photography. Utilizando siempre como lenguaje artístico la fotografía ha ido incorporando progresivamente nuevos medios como los cables de fibra óptica o los focos de luz en la configuración plástica de ambientes e instalaciones. En 1992 publicó el libro Ciudades efímeras: Exposiciones Universales, Espectáculo y Tecnología, un análisis de la mezcla de tecnología y espectáculo que en las exposiciones universales se produce.
Canogar ha expuesto su trabajo artístico desde principios de los ochenta en galerías y museos en España, Francia, Holanda, Alemania, Canadá, Venezuela y Estados Unidos, entre ellos la Fundación Arte y Tecnología, Madrid; Palacio de Velázquez, Madrid; Galería Helga de Alvear, Madrid; Galería Estrany de la Mota, Barcelona; Espace d’Art Yvonamor Palix, Paris; Centre d’Art Contemporain de Basse Normandie, Francia; Axe Neo-7, Quebec, Canada; Metrònom, Barcelona; Centro de Arte Santa Mónica, Barcelona; Artist Space, Nueva York; Museo Alejandro Otero, Caracas; el Kunstsammlung Nordrhein Westfallen de Dusseldorf y el Museo Hamburger Banhof de Berlin.
Además de su actividad artística, Canogar desarrolla también una importante tarea en el terreno teórico, a través de cursos y publicaciones.
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